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El ojo de Sevilla

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viernes, 4 de julio de 2008


(Publicado en la revista Pasión en Sevilla de julio/ fotografías del boceto: Kako Rangel)


En la capilla del Museo se encuentra una pequeña talla de un Nazareno que, según los hermanos de la corporación del Lunes Santo, es el boceto que Martínez Montañés realizó para una de las mejores obras escultóricas que existen en Sevilla

Corría el año 1840. La Desamortización de Mendizábal obligaba a exclaustrar la Casa Grande del Convento de la Merced y destinarlo a Museo de Bellas Artes. Dos hermandades, la de Pasión y la del Museo, que convivieron durante más de dos siglos en este monasterio, se encuentran con esa coyuntura. Pasión, que residía dentro del Convento, tuvo que marcharse por segunda vez en veintidós años -antes por la invasión francesa y el expolio que causó a numerosos templos-. El Señor acabó en el domicilio particular de un hermano, la talla de San Juan Evangelista en San Alberto y la Virgen de la Merced en la capilla de la Expiración, contigua a la casa conventual y propiedad de la Hermandad del Museo, perdiéndose los pocos enseres que poseía la corporación. Por su parte, El Museo se acogió a un decreto que le daba derecho a permanecer en la capilla, ya que era de su propiedad, y no de la Orden Mercedaria.
Cuando se exclaustró la Casa Grande muchas de las obras de arte religiosas que residían allí fueron trasladadas a la capilla del Museo. En un inventario que fue realizado en esa época se puede apreciar cómo, desde entonces, se añade al patrimonio de la Hermandad de la Expiración una serie de imágenes como la Virgen del Rosario, el Cristo Atado a la Columna atribuido Jerónimo Hernández o la talla de San Ramón Nonato de Juan de Mesa. Sin embargo, en ningún documento consta la procedencia del pequeño Nazareno que se encuentra en una hornacina en la predela del retablo de la Virgen del Rosario.
Concluye, pues, la etapa de convivencia entre ambas hermandades y nace una de las múltiples leyendas populares de las cofradías sevillanas.

La leyenda
Los hermanos del Museo, dada las semejanzas que este nazareno de 40 centímetros de alto tiene con el Cristo de Pasión, reconocen que “de toda la vida” se ha interpretado en la hermandad que es el boceto original de Martínez Montañés. Sin embargo, la falta de documentación que hay sobre esta talla ni confirma ni desmiente esta leyenda.
Según una conferencia que el reconocido historiador José Hernández Díaz dio en la capilla, este Nazareno pudo ser una donación de la Hermandad de Pasión a su vecina del Museo cuando tuvo que marcharse. Son tantos los vínculos que mantuvieron estas dos corporaciones que hacen reforzar esta hipótesis. De hecho, Celestino López Martínez, haciéndose eco de un testimonio fechado el 29 de mayo de 1607, demuestra que ambas hermandades estuvieron unidas: “La cofradía de la Sagrada Expiración de Nuestro Señor Jesucristo y Madre de Dios de las Mercedes, que ambas están juntas y es todo una misma cosa sita en el monasterio de Nuestra Señora de la Merced y Redención de Cautivos, y en su nombre Juan de Escobar Espindola, hermano mayor, (…), acuerdan el cobro de un tributo impuesto a favor de la cofradía”.
Además, según indica el capiller actual de El Museo, Juan Blázquez, al sacar la imagen de la hornacina y enseñársela a Hernández Díaz éste afirmó rotundamente que se trataba del boceto en cuestión.
Por su parte, el mayordomo 2º de la hermandad, Eloy Grande Guerrero, refutando la teoría de la donación, indica que puede ser que la Hermandad de Pasión reclamase en algún momento la talla, aunque no haya documentos que lo atestigüen.

Contradicciones
Como leyenda popular que es, está llena de contradicciones. Manuel Caballero Pérez, vestidor de la Virgen de las Aguas, entre otras imágenes, es un experto en cuestiones artísticas dadas sus colaboraciones con escultores de la talla de Sebastián Santos Calero, Álvarez Duarte o José María Leal. Además, ha tenido la oportunidad en numerosas ocasiones de vestir al Nazareno de la hornacina y conoce a la perfección su anatomía. Su teoría dista mucho de lo que Hernández Díaz pudo afirmar. Según Caballero, se trata de una magnífica imagen que está tallada en madera completamente, con un tratamiento escultórico lejos del habitual que se suele realizar para hacer bocetos, ya que se usa barro cocido y no suelen presentar tanto nivel de detalle como sí ofrece el pequeño Nazareno. Además, afirma que esta talla parece una escultura procesional y no un boceto.
Lo que sí indica es que la linealidad que presenta la cabeza y los pies del Cristo es similar a la de Pasión, y que tiene unos rasgos muy parecidos, pero que aventurarse a decir que es de Martínez Montañés es complicado.
Jesús Mejías, licenciado en Bellas Artes, relata que “la posición de los pies es exactamente la misma que la del Cristo de Pasión, pero que la expresión y forma de la talla es, incluso, más parecida a la gubia de Montes de Oca como, por ejemplo, la del desaparecido Señor de la Salud de la Hermandad de los Gitanos”.
Otra opinión autorizada es la de Fernando Asancó, historiador de la Hermandad del Museo, que refuta completamente la idea de que pudiera ser el boceto original del Señor de Pasión. “Yo sólo me fio de los documentos –señala- y de ninguna manera puede afirmarse ese hecho. Además, ni siquiera se sabe la procedencia, ni la datación de la imagen”.
Otra hipótesis que pudiera plantearse es que no fuera exactamente un boceto, sino una copia a pequeña escala de la sensacional talla de Martínez Montañés. Esto podría incluirse dentro de la supuesta teoría de Hernández Díaz sobre la donación, ya sea de un particular o de la propia Hermandad de Pasión. Sin embargo, Gabriel Ferreras Romero opina que sí se puede afirmar que no es una réplica en miniatura del Señor de Pasión ejecutada por Martínez Montañés, sino una copia libre realizada por otro escultor a instancias de un devoto del Señor en época posterior a la talla original de este maestro escultor.

Comparación artística de las tallas

Las dos esculturas están completamente talladas en madera policromada y realizadas para vestir.
En cuanto al cabello, se puede apreciar cómo la gubia del supuesto boceto es mucho más lineal y vertical que la de Pasión, cuya traza es ensortijada. También es cierto que al tratarse de una miniatura no presenta un modelado tan detallado. Por otra parte, el mechón derecho es distinto en ambas imágenes y el izquierdo, en Pasión, deja ver la oreja, cosa que no ocurre con el Nazareno del Museo, aunque en las dos imágenes son parecidos.
La frente en ambas efigies es despejada, donde se pueden apreciar las mismas arrugas horizontales y regueros de sangre. Curiosamente, en el ojo derecho presentan el mismo reguero, que es algo especial en la imagen de Pasión con respecto a otras. Sin embargo, el pequeño Nazareno tiene más cantidad que el original.
El entrecejo del Señor de Pasión es más abultado que el de la miniatura, aunque presentan cierto parecido. Los párpados superior e inferior son entrecerrados, aunque el del supuesto boceto es un poco más abierto.
Por su parte, en la nariz tienen características similares. El tabique nasal está más marcado en Pasión aunque la de la miniatura está muy bien trabajada porque marca tanto las fosas nasales como las aletas de la nariz.
En ambos casos los pómulos están hundidos. En la boca presentan el labio inferior muy marcado, con la boca entreabierta, aunque la talla original presenta un nivel de detalle superior en la zona central del labio.
El bigote y la barba de la miniatura están mucho menos trabajados que el de la obra original, aunque en ambos casos exhiben una barba bífida, algo más alargada en Pasión. La tensión muscular del cuello es una característica en las dos imágenes, donde los regueros de sangre están igualmente distribuidos.
Las manos, por su parte, son muy parecidas en ambas imágenes ya que tienen el dedo índice levantado y separado con respecto al anular, tanto en la derecha como en la izquierda. Aunque la cruz es más pequeña en el supuesto esbozo, la forma de cogerla también es muy delicada y similar.
Probablemente en la posición del cuerpo y el torso sea donde presenten la mayor diferencia. Pasión está mucho más girado y encorvado, mientras que la copia es más estática y lineal, es decir, tiene menos movimiento que la talla original y una posición más vertical y frontal.
Lo más característico de ambas imágenes y la razón por la cual se piensa que puede tratarse del boceto original de Martínez Montañés es la posición de los pies. Las dos esculturas tienen una actitud itinerante, donde recae sobre la pierna y pie izquierdo todo el peso de la figura; mientas el pie derecho queda prácticamente al aire, apoyando sólo los dos primeros dedos.
En conclusión, tanto el Señor de Pasión como el Nazareno de la capilla del Museo presentan características morfológicas y estilísticas similares pero, considerando que es una miniatura, no presenta el mismo nivel de detalle ni la misma calidad de realización que la talla original. También se deduce que no es un boceto, sino una copia no fidedigna posterior a la hechura del Señor de Pasión, y con ciertas diferencias.
Lo que sí queda claro es que se trata de una leyenda que no podrá refutarse o afirmarse definitivamente hasta la aparición de algún documento o análisis pormenorizado que así lo acrediten y, por lo tanto, queda inmóvil y abierta a futuras investigaciones.

(El artículo "La imagen del Señor de Pasión" complementa a éste)

1 comentarios:

Unknown dijo...

Fantástico relato, la verdad es que no tenía ni idea de la leyenda.

Personalmente, después de ver las fotos y leer tu magnífico relato, no creo que sea realmente un boceto, pero la leyenda siempre estará ahí, como tantas otras que hacen grande y embellecen nuestra Semana Santa.

Saludos.

El autor

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Periodista, licenciado en 2010 por la Universidad de Sevilla. Redactor interino de ABC y de la revista Pasión en Sevilla.

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