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El ojo de Sevilla

El ojo de Sevilla
viernes, 9 de enero de 2009
Publicado en la revista Pasion en Sevilla

La Semana Santa guarda, aún, muchas historias por desvelar. Cuentos que suceden en secreto y que se diluyen con el tiempo pero que, gracias a las fotografías, nunca desaparecen. Retratos inéditos o poco conocidos que esconden matices imposibles y cuya misteriosa aparición los convierte, en algunos casos, en mitos. Historias de las que se han especulado situaciones excepcionales. Hagan sus apuestas y resolvamos el enigma

JAVIER MACÍAS
Se trata de un juego. Como aquellos pasatiempos en los que hay que averiguar las diferencias entre dos fotos que esconden matices distintos. En muchos casos, estas instantáneas son situaciones imposibles inventadas por mentes creativas. A priori, cuesta determinar si son ciertas o no. Son situaciones confusas sobre nuestras cofradías, con intrahistorias excepcionales. Quién pudiera imaginar que la Virgen de la Quinta Angustia apareciera bajo palio. ¿Y la Virgen de los Dolores y Misericordia bajo el palio del Baratillo? Se trata de momentos puntuales de la memoria histórica de nuestras cofradías, captados por cámaras anónimas, en algunos casos y, en otros, fotógrafos de gran prestigio en nuestra ciudad. Algunas de estas historias tienen nombre y apellidos, otras están completamente extraviadas en fecha y datos.
Algunas de estas fotografías se hicieron por mera probatura, para ver cómo quedaba una imagen de una determinada manera pero que, debido a la cortina secreta que las tapaba y a la falta de información en su momento, se han generado distintas versiones, algunas incluso mitos. Se trata pues, de devolverles el reconocimiento histórico y de resolver el enigma.
Fuera del misterio de estas fotos inéditas o poco conocidas, se muestran también algunas instantáneas en las que se pueden apreciar elementos que no concuerdan con lo consuetudinario de nuestras cofradías. En este caso sí se hicieron públicas, pero no por ello dejan de ser extrañas. Se relatan situaciones circunstanciales, que desubican al observador porque no es lo habitual. Cabe preguntarse, pues, el porqué de esa foto.

Top secret
Así podrían venir marcadas estas fotografías inverosímiles. Las costumbres de las hermandades cambian, están en continua evolución según las modas del momento. No es de extrañar que el probar una imagen en una situación insólita puede que hoy fuera inconcebible, pero antes era común.
Las cofradías de Sevilla, tal y como las conocemos actualmente, no gozaban del esplendor que las catapultó en los años ochenta. De hecho, las vicisitudes por las que muchas pasaron desde la posguerra obligaban a pensarse muy bien si embarcarse en proyectos costosos o seguir tal y como estaban.
Para solucionar este dilema, el préstamo entre hermandades era habitual para hacer aquellas probaturas que fueran convenientes para decidirse si emprender o no ese proyecto. Si a estos préstamos les sumamos la fotografía y el paso del tiempo, llegamos a situaciones que, actualmente, serían imposibles de hacer realidad. En otros casos, no había necesidad de probar nada, sólo la curiosidad por obtener una estampa nueva.
Dentro de este grupo podría estar una historia fugaz ocurrida en la Magdalena. Como era habitual, las hermandades de la Quinta Angustia y el Calvario, que mantenían una relación extraordinaria, procedían al desmontaje de sus pasos al mismo tiempo. No es de extrañar que, pasada la Semana Santa, estas buenas relaciones se materializaran en experimentos con imágenes incluidas. Los hermanos de la Quinta Angustia que se encontraban presentes en uno de esos desmontajes, a mediados de los setenta, vieron la oportunidad perfecta para probar a su Virgen en un paso de palio. El momento, que quedó enmarcado para la historia, fue tan rápido que podría parecer un montaje o algo incierto, pero ocurrió así en realidad.
La curiosidad por ver a la Virgen en un paso de palio motivó la prueba. En la foto, realizada por José Luis González, se observa el palio con la cera gastada, lo que induce a saber que fue tras la Semana Santa. Pocos hermanos lo saben a ciencia cierta. Muchos especulan sobre el porqué, la fecha y sobre quiénes fueron los protagonistas de aquel hecho. Hay quien piensa que pudiera haber cierto interés por probarla de este modo y, así, plantear un debate para sacarla en un paso de palio. Sin embargo, formando parte del que es considerado por muchos como mejor misterio de la Semana Santa, hace difícil pensar que los hermanos tuvieran un interés más allá de la mera probatura.
Por San Andrés también hubo experimentos. Mucho se ha rumoreado en el mundo cofrade sobre la posibilidad de que la Virgen de las Penas de Santa Marta procesione bajo palio. Sin embargo, además de tratarse de un debate ajeno a la propia hermandad, no tiene nada que ver con la historia que se relata a continuación.
Recién fundada Santa Marta, había un debate en el seno de la corporación debido a que las vírgenes de Ortega Bru no eran muy del gusto de los hermanos. De hecho, el imaginero de San Roque tuvo que tallar dos para intentar convencerlos.
La primera Virgen fue a parar a la casa hermandad, donde actualmente está su busto. La segunda, que duró sólo tres años como titular, tampoco tuvo suerte. Según cuentan, para tomar una decisión, pidieron a la Hermandad de la Trinidad la corona, saya y manto para hacer una prueba y ver cómo quedaba vestida de Reina, ya que hasta ese momento salía vestida de hebrea y con una aureola de estrellas. El momento, que fue inmortalizado en la fotografía, no gustaría a los hermanos, que decidieron encargar otra imagen, esta vez a Sebastián Santos (que ya había ejecutado la efigie de Santa Marta); quedando la Virgen de Ortega Bru como María Cleofás hasta la actualidad.
Pero estas historias, aún siendo insólitas, parecen normales al lado de lo que ocurrió en la capilla de la Piedad a primeros de los setenta. Antonio Fernández Rodríguez, más conocido como Fernand -el fotógrafo-, fue el reorganizador de la Hermandad de Jesús Despojado. De hecho, se sabe que fue él quien encargó la hechura de la dolorosa en 1961 y quien la tuvo en propiedad hasta que la hermandad fue reconocida oficialmente. Por aquellos tiempos, la Virgen de los Dolores y Misericordia no procesionaba (recordemos que salió por primera vez en 1979) y quedaba por saber cómo quedaría en un paso de palio. El proyecto era tan caro y costoso, que una hermandad humilde como era la del Domingo de Ramos tenía que asegurarse perfectamente de que iba a cuajar.
Fernand, que tenía buenos contactos en el mundo de las cofradías y vestía multitud de imágenes, era un apasionado en crear situaciones extraordinarias para lograr fotografías insólitas.
La idea venía rondándole por la cabeza desde hacía algún tiempo. Quería probar a su Virgen en el paso de palio de la Caridad del Baratillo, de la cual fue su vestidor durante muchos años. Aquella noche, durante la semana de Pascua, Antonio Fernández con varias personas, en secreto, montó a la efigie de Eslava en una furgoneta y, desde San Bartolomé, fue recorriendo las calles sevillanas hasta llegar al Arenal.
Una vez allí, rápidamente, introdujeron a la Virgen en la capilla y empezaron a montar la escena. Bajaron a la Caridad del paso y le quitaron la corona. La Virgen de los Dolores fue vestida anteriormente con la saya que aparece en la fotografía pero, como carecía de corona y manto, hubo que ponerle los de la dolorosa de Fernández Andés. A continuación, la colocaron en el paso y le pasaron el manto bordado y la toca de sobremanto por encima. Prepararon la escena con la luz apropiada (incluido un foco traído expresamente) y empezó el reportaje: de frente, de perfil, con la candelería apagada, encendida… Así, hasta once tomas distintas.
Las fotografías pertenecen al archivo de Fernand, hoy regentado por Manuel Fernández Corbacho, íntimo amigo del fotógrafo, que relata la escena como si de un cuento se tratara. “Eso es lo que me contó en varias ocasiones Antonio”, dice. En su archivo tiene multitud de fotografías inéditas, sacadas de una mente fabulosa y creativa como la de Fernand, entre otras muchas que no eran del prestigioso fotógrafo. Aparte de estar en dicho archivo, la Hermandad del Baratillo y la de Molviedro tienen copias.
Fernández Corbacho afirma que la saya que aparece en el reportaje fotográfico pertenecía a la dolorosa, ya que actualmente la tiene él mismo en propiedad.
Hay quien piensa que pudo ser un montaje, pero el relato de Fernández Corbacho y el hecho de que en los años 60 no existía “Photoshop”, hace imposible que alguien pudiera hacer algo parecido, con once fotografías con formas distintas. Lo cierto y verdad es que aquello sucedió en realidad.

“El Legionario” de la Macarena
Suena a nombre de banderillero antiguo pero no es así. De esta forma se conoce una fotografía del Señor de la Sentencia de la Macarena. La instantánea, perteneciente al archivo de Juan Haretón –prestigioso fotógrafo macareno-, muestra al Señor con la túnica abierta y el torso descubierto (de ahí el nombre de “el legionario”). Según indica su hijo, y continuador de la saga, Juan Haretón, esta imagen estaba sobre una placa de cristal antigua situada en la tienda de recuerdos, deteriorada con el paso del tiempo. En el año 2000, el profesional de la imagen la restauró para darle mayor calidad.
Haretón, que siempre fue muy innovador (de hecho fue pionero en fotografiar a vírgenes de mantilla), fue el ideólogo de esta foto, con permiso del prioste Manuel Martínez, porque tenía mucho interés en desceñir la túnica al Señor de la Sentencia. Para ello, en la cuaresma de 1970, en privado, lo subieron a una mesa, prepararon la escena con iluminación especial y Haretón sacó esta foto inédita, que ha tenido mucha aceptación en la hermandad.

Otras fotos curiosas
Hasta este momento, todas las fotografías fueron hechas en el más absoluto de los secretos. Sin embargo, otras instantáneas muestran momentos puntuales muy curiosos.
Cerca del Hospital de las Cinco Llagas, hoy sede del Parlamento, fue captada una imagen del paso de misterio de la Sentencia más que interesante por la cantidad de detalles que difieren de lo que sucede en la actualidad: la vestimenta de la época, el que presumiblemente sería el capataz (que va fumando delante del paso), el que podríamos catalogar como el aguaó agarrado a la manigueta. Pero lo que está más “desubicado” son los dos macarenos pequeñitos, vestidos de nazareno, subidos a la canastilla con el paso en movimiento. De esta fotografía se desconoce la fecha y el autor.
En la otra orilla del río tampoco se quedaban atrás. La fotografía, que está tomada una mañana de Viernes Santo de la primera mitad de los sesenta, de vuelta la cofradía por la calle Pureza, muestra a varios penitentes vestidos de nazareno con distintas túnicas. La instantánea aparece publicada en el boletín extraordinario con motivo del IV centenario de la fundación de la Hermandad de las Tres Caídas y no se conoce al autor.
Según se indica en la publicación, la cofradía llevaba nazarenos con túnicas que solían ser de cola, por su carácter de promesa, “y cada individuo solía aportar él mismo la túnica, normalmente prestada por otras hermandades de negro, así como las cruces. El nazareno con la túnica de cola blanca –que aparece en la fotografía- atestigua el carácter espontáneo de dichas promesas (…), escapándose, así, a la uniformidad no ya de la cofradía, sino de los propios penitentes”.

Una portada histórica
Que la Semana Santa sevillana traspasa fronteras es algo que todo el mundo sabe. Pero lo que resulta increíble es que tuviera tanta repercusión internacional a finales del siglo XIX como para ocupar la portada de un periódico extranjero.
El costumbrismo de la fiesta grande de Sevilla atraía, en esta época, a viajeros de diversos lugares del mundo. Le Petit Journal, un diario francés con una tirada de más de un millón de ejemplares y un precio reducido para la cantidad de grabados a color que producía; mandó, en 1891, a un corresponsal a conocer la Semana Santa de Sevilla. La razón del periódico era el interés por lo exótico, por las culturas que consideraban “inferiores”, tanto por lo racial como por lo económico. Y es que la Semana Santa de “aquel extraño país del sur” les fascinaba.
Todos los sábados sacaba un suplemento cuya portada y contraportada se dedicaban a estas culturas. Lo mismo salía la selva amazónica que las fiestas populares andaluzas porque, para el francés burgués de la época, estaba igual de alejado a ellos.
Este viajero, que pasaría toda la semana en la ciudad, tomó apuntes de los desfiles procesionales y los llevó al grabador en París. El Sábado Santo de 1891 publicó a página completa y a todo color un grabado titulado “La Semana Santa de Sevilla. La procesión del Viernes Santo”.
Según Juan Carlos Martínez Amores, uno de los mayores expertos en este tipo de ilustraciones, se puede observar cómo la imagen no refleja la realidad. Aparecen romanos, un macero, nazarenos con túnicas distintas… El Cristo que aparece en la imagen presumiblemente se trata del Nazareno de la O, ya que va con una cruz de carey al hombro.
El grabado podría resumir lo que el viajero captó de nuestra Semana Santa, al igual que ocurrió con el famoso cuadro de Sorolla.
Aclaración: En la edición impresa de la revista Pasión en Sevilla del mes de enero, aparece en el texto citada una fotografía de la Quinta Angustia bajo el palio del Calvario, que no aparece como tal en el reportaje. La razón es que la calidad de la fotografía que sí se puede observar en mi blog, hacía imposible su publicación sobre el papel. Pido disculpas por este motivo.
Fotografías: Kako Rangel, Archivo Fernand y archivo propio

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El autor

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Periodista, licenciado en 2010 por la Universidad de Sevilla. Redactor interino de ABC y de la revista Pasión en Sevilla.

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